La galería T20 mantiene la presencia murciana en la feria y expondrá obras de artistas locales junto a Fontcuberta, Ana Barriga y García Andújar
ABABOL | 25/02/2019
Después de 19 años en ARCO nos sentimos como parte de un ecosistema extraño y emocionante. Cuando llegan estas fechas el trabajo de semanas se va convirtiendo en nervios y comienza una peregrinación por estudios de artistas. Siempre es emocionante cuando se entra en lugares tan distintos como una nave industrial llena de botes de pintura y un aséptico estudio lleno de ordenadores. El arte de hoy no es lineal ni homogéneo, lo que hace de la experiencia de amarlo y conocerlo algo único.
En esos estudios se ha ido construyendo en Murcia, en Madrid, en Tokio o en Lima lo que se verá en ARCO a partir del miércoles. Toda una constelación de obras es empaquetada y miles de cajas comienzan un viaje por todos los medios posibles hasta Madrid. Al mismo tiempo, se recuperan los tesoros de los grandes maestros para ser colgados con guantes en espacios iluminados en esa mole industrial, en el templo del comercio que representa IFEMA. Los días del montaje se construye un mundo ficticio de paneles de madera en el que un hormiguero humano desplaza las cajas que llegan de todas las partes del mundo. Es el sueño de los enciclopedistas, una rara ocasión la de ver cómo se construye un mundo a escala de una realidad global en la que las potencias económicas tienen un peso enorme frente a la ausencia de países en los que forzosamente el mercado del arte dista mucho de ser una preocupación.